También en la ciudad de Villena aparecen los cargos de capitán desde 1537, y desde 1575 el de alférez. Estas milicias de la segunda mitad del siglo XVI estarán formadas por cien soldados cada una, mandadas por un capitán, la bandera o estandarte era llevada por el alférez y el mando de tropa a cargo del sargento y los cabos, todos los cargos elegidos se hacían entre los caballeros e hidalgos locales, como señala Domene Verdú, al documentar en 1638 los cargos de capitán y alférez:
“En una rogativa por la sequía el 11-4-1638, se traslada la Virgen a la Ciudad porque algunos vecinos “henchidos de devoción quieren acompañarla y gastar alguna pólvora”. Para ello se nombran los cargos de los responsables del traslado. El capitán es D. Antonio Díaz Navarro, el alférez D. Juan Matheo de Márquez, y el sargento D. Onofre Oltra.”
En el caso de Petrer, Navarro Poveda también documenta la presencia de los cargos de capitán, alférez y sargento en 1637: “… Conocemos que en 1637, Gaspar Quesada, pasó revista a una compañía formada por 95 hombres al mando de Vicente Alcaraz, como capitán Juan Molina como Alférez con su bandera y un Sargento. Las actas municipales mencionan la existencia de una compañía en los años 1639, 1643, 1656, 1666, en ésta última “… se pide que la Vila aliste una Compañía de milicia conforme se acostumbraba antiguamente, y que se ha de nombrar Capitán, Alférez y Sargento, y que estos se nombren por suerte y se nombraron: Capitán a Melchor Pérez, Alférez a Esteve Ripoll y Sargento a Bonifacio Rico”. En estas compañías tenemos el precedente de los tres personajes claves que posteriormente, participarán en las Fiestas de Moros y Cristianos…”
            Estos mismos cargos son los que figuran en el documento de la Hermandad de 1821, como señala Poveda López:
Primeramente. Que dicha sociedad o compañía se obligan perpetuamente a celebrar la festividad del Glorioso San Bonifacio Mártir que de inmemorial se ha celebrado en esta Villa con el título de Moros y Cristianos y para que no les sea gravosa esta función, y que por tanto los Pudientes como los Pobres, puedan gozar el honor de ser y desempeñar el empleo de Capitanes y Alféreces de esta festividad, se han conformado y convenido el pagar cada individuo de los comprendidos en la lista veinte reales vellón y de este fondo pagar el gasto que ocurra en la dicha festividad…”
            También en Bocairente, el padre Vañó señaló la presencia del capitán y el alférez: “Durante el siglo XVII mandaba la Soldadesca como Capitán el “Justicia” a quien acompañaba el “Jurat en Cap” como Alférez, que portaba la Bandera de Bocairente, en la que figuraban bordados el Patrón y el Escudo de la Villa. Esta costumbre perduró a lo largo del siglo XVIII, sólo que ahora el Capitán era el Alcalde, quién en ocasiones delegaba en una persona distinguida, que se ofrecía a financiar los gastos, si bien se le ayudaba con las aportaciones del “Acapte”. Este voluntario recibió la denominación de “Capitá Major”…”
            Pero la existencia de los cargos de capitán y alférez no es exclusiva de las fiestas de Moros y Cristianos del Levante, sino que en Andalucía, por ejemplo, son uno de sus elementos más representativos, como explica Rodríguez Becerra:          “La organización de las fiestas presenta en Andalucía dos formas institucionales características: las hermandades o cofradías y las mayordomías. La gestión directa de la fiesta anual, así como las cargas económicas, aparte de la ayuda que presta el vecindario, recae sobre los mayordomos, uno o varios, de nombramiento anual, y que corren mancomunadamente con los gastos, recibiendo a cambio honores y prestigio. Para la elección de estos cargos existen diversos y originales sistemas que tienden a asegurar la celebración periódica de la fiesta y en la que intervienen factores personales, de prestigio social, e incluso presiones de personas e instituciones.”
            Por ejemplo, en la provincia de Jaén, Fernández Hervás menciona la existencia de los cargos de capitán y abanderado en Campillo de Arenas, y en Bélmez, donde “se representan las “Relaciones” en las que intervienen el pastor Eufrasio, un ángel, Rey Moro, Capitán Cristiano, Rey Cristiano, Capellán y los soldados moros y cristianos.
            En el municipio de Zújar (Jaén), según Muñoz Renedo, en la representación de Moros y Cristianos aparecen el capitán moro y el capitán cristiano.
            En Quesada (Jaén), tanto en la fiesta en honor de San Sebastián, donde participan los tres abanderados y el tamborilero, ataviados con trajes antiguos, como en la fiesta de los cargos o fiesta de Dios Chico, los cinco “cargos” son “el primer y segundo capitán, el abanderado, el guinche y el cargo chico, acompañados por el tamborilero”.
            También en Pozoblanco (Córdoba), en la Romería de la Virgen de la Luna, “los hermanos tienen el privilegio de permanecer cubiertos ante la imagen. Muy severo es su uniforme actual: riguroso traje negro y cordones rojos de seda, que caen por la espalda en lazo rematado por dos borlones. Portan espadín, escopeta y cuerno para la pólvora.”
            Durante los días que preceden a la romería, el tambor anunciador de la misma recorre las calles de Pozoblanco, acompañado por la chiquillería; a la puerta de las casas donde habitan hermanos interpreta un tradicional baile. La víspera, sale para el santuario el “carro de la banda”, al mando el sargento acompañado del tambor y un ordenanza, despierta a los hermanos a la voz de “Ave María Purísima”. Temprano, se reúnen todos en casa del capitán, donde se las pasa lista y se nombran los servicios de los cofrades. Después marchan a casa del alférez para recoger la bandera y, formados, se dirigen a la parroquia, donde piden permiso a la autoridad eclesiástica para emprender el camino hacia el santuario.
Al llegar la comitiva al Arroyo Hondo la reciben las autoridades y les entregan las llaves de la ciudad. Se entona la Salve y los niños ofrecen los típicos hornazos, al tiempo que los hermanos realizan una descarga con sus escopetas y se revolotea la bandera. Después, en la puerta del Ayuntamiento, se le entrega el bastón a la alcaldesa, y se repite la descarga de pólvora. Al día siguiente, fiesta local, se saca a la Virgen en procesión, y al término de la misma el hermano que hace el convite de la fiesta invita al resto
de cofrades a garbanzos tostados y vino.
            Las salvas que se le hacen a la Virgen son de dos tipos: las englobadas, que se realizan cuando el alférez revolotea la bandera, y las cruzadas, que se efectúan al paso de los cofrades ante la imagen, durante la procesión y al mediar ésta.
            También en Castilla son muchas las poblaciones que tienen los cargos de capitán y alférez en sus fiestas, como en Villafranca de los Caballeros (Toledo), donde desde el día de Navidad y hasta la finalización de la fiesta de Animas, es costumbre y obligación del Capitán Mayor, con su Abanderado, y del Capitán Menor con el suyo, pedir limosna por las calles del pueblo.
            Igual que en Pozuelo de Calatrava (Ciudad Real), donde la romería de la Virgen de los Santos, el domingo por la mañana se toca diana en casa del capitán, quien, junto con el alférez, ofrece una invitación a los asistentes. Son sujetos de la fiesta los cofrades, especialmente el Alférez y el Capitán.
            Como vimos el año pasado, algunas de las fiestas en las que aparecen los cargos de capitán y alférez están relacionadas con el Corpus Christi, como en Peñalsordo (Badajoz), donde la Hermandad de los Soldados del Santísimo Sacramento está gobernada por un Hermano Mayor llamado también Mayordomo y Bullidor. Es elegido de forma democrática y su cargo es vitalicio. Otros cargos son los de Capitán, Alférez y Sargento, que se renuevan todos los años, y Secretario.
            Lo mismo ocurre en Villares del Saz (Cuenca), donde la cofradía del Señor fue fundada en el año 1588, y tenía sus mayordomos, cargos que generalmente eran voluntarios aunque a veces fueran forzosos. Eran cuatro y llevaban los nombres que todavía se conservan: Sargento 1º, Sargento 2º, Alférez y Capitán. Para ostentar uno de estos cargos era preciso haber ostentado el anterior, de tal forma que no se podía ser alférez o abanderado si no se había sido antes sargento, ni capitán sin haber pasado por sargento y alférez.
            En la comarca burgalesa de la Bureba se conserva la fiesta del Capitán, fiesta medieval con una fuerte carga histórica y estética, que recuerda danzas del vecino País Vasco y que tiene su momento culminante con el baile de la bandera.
            Otro tanto ocurre en la Fiesta de los Jefes de Santo Domingo de Silos (Burgos), donde el día de Reyes, tras la misa mayor, tiene lugar la designación de los vecinos que habrán de ostentar la dignidad de “Jefes” en el presente año. El nombramiento se realiza mediante sorteo y en él entran aquellos vecinos varones casados en el año anterior. En dicho sorteo rige una serie de normas que el Boletín de Silos describe con acertada precisión: “… Después del sorteo, el mayordomo del Ayuntamiento entrega a los Jefes los trajes que deberán lucir en la función, y ciertas insignias de su grado, a saber: para el sargento el enorme cuchillón o alabarda de los antiguos tiempos, para el alférez la bandera, y para el capitán la espada”.
            Pero no solamente en España, también en Hispanoamérica, abundan las fiestas donde los cargos de capitán y alférez son los ejes de las mismas. Así, en Perú, en el distrito de Marca, durante las fiestas de agosto en honor al patrón del pueblo, San Lorenzo, los días 8, 9, 10, 11 y 12 de agosto de cada año, intervienen diversos funcionarios, como el Capitán de la Fiesta y sus pajes, el Capitán de la Tarde y los Mayordomos, además del Inca y las Pallas.
            Lo mismo ocurre en la festividad principal de Chiquián (Perú) se inicia el 28 de agosto y se prolonga durante ocho días, en conmemoración de Santa Rosa, se realizan bailes populares, la quema de castillos, degustación de platos y el desfile del Capitán de la Fiesta, el funcionario principal de la fiesta.
            También en Karma (Perú), durante la fiesta de la Virgen del Rosario ,los pasantes denominados alféreces se encargan de realizar todos los actos, para lo cual se reúnen con anterioridad para preparar las bebidas que ofrecerán en la fiesta.
El día 3 de octubre, llamada víspera, realizan los alféreces la entrada formal al pueblo, portando sus estandartes y ceras, estos van acompañados de parientes, amigos, bandas de música y grupos de cargamento hasta el atrio de la iglesia. Terminados los actos religiosos, en el amplio patio hacen la demostración de los fuegos artificiales.
            El día 4 octubre todos se preparan para asistir a la misa y respectiva procesión de la Virgen, Los alféreces dan una vuelta el atrio de la iglesia, descansando en los altares y luego retornan con la imagen a la iglesia. Después se trasladan al domicilio del alférez para compartir las bebidas y comidas que se ofrecen. En la tarde se realiza la corrida de caballos, donde los jinetes para participar se disfrazan, con atuendos militares, a manera de imitar a los soldados españoles y pasean por todo el pueblo en caballos que son traídos a manera de flete de otras regiones. Por la tarde, los pobladores acuden con sus presentes para el alférez y su pareja. El día 5 de octubre es la kacharpaya o despedida con visitas realizadas a sus domicilios.
            En Bolivia, la fiesta del Pujllay recuerda a los héroes nativos, y uno de los principales participantes es el alférez de la fiesta.
            En Ecuador, durante los días del 1 al 8 de diciembre, en la Fiesta de los Capitanes por la Virgen de San Buenaventura en Salasaca, (Tungurahua), intervienen capitanes, pajes, comparsa, comidas, chicha. En septiembre, en la festividad de la Virgen de las Mercedes, aparecen comparsas, capitanes, abanderados, alféreces y embajadores.
            En Chile, cada 23 de agosto, en San Bartolomé de Livilcar, se reúne la gente alrededor de la imagen de su santo patrono, y la responsabilidad de la organización de la fiesta recae en diez alféreces que entre ellos se reparten el gasto de la misma.
            En Méjico, entre las danzas que han conservado algunos de sus detalles más marcados de sus origen prehispánico se encuentra la danza llamada "Concheros", ejecutada principalmente en los pueblos cercanos a la Capital de México.
Esta danza exige un largo aprendizaje, que se logra gracias a la organización de sus miembros, sujetos a una severa disciplina que impone la obediencia a un jefe llamado Capitán de Conquista, o
sea, del grupo de danzantes; éste está sujeto al Capitán General que tiene jurisdicción sobre determinado territorio y es reconocido por todos los grupos dentro de él formados.
Siguen los dos Sargentos: de mesa y de campo; aquél encargado del altar o mesa que se levanta en la casa del Capitán de Conquista, y en el que se velan las imágenes religiosas de la predilección del grupo, y éste, encargado de velar por el orden y buena ejecución de la danza. Hay también dos capitanes que cuidan de las mujeres y dos malinches, una abanderada que cuida de los estandartes, y otra del somador o incensario. Finalmente los danzantes son clasificados según  su habilidad en conchero primero de la derecha, primero de la izquierda, a así sucesivamente. El último grado corresponde al alférez, encargado de llevar el estandarte.
            El baile de la “Tura”, también llamado “Estercuye”, es de la región occidental de Venezuela, y se trata de una festividad que aún celebran en los más apartados vecindarios de nuestros distritos… y debió ser su origen de carácter religioso. Consiste principalmente en danzas muy ceremoniosas, dirigidas por un capitán de la fiesta, que nombran de antemano.
            También en Guatemala hay fiestas que se celebran bajo la conducción de un “pasante”, que puede recibir el apelativo de “mayordomo” o de “alférez” de la fiesta, una persona originaria del pueblo.
            Como ya vimos el año pasado y vuelve a corroborar González Hernández, “las fiestas en la historia medieval y moderna se pueden agrupar teniendo en cuenta el motivo por el cual se celebraron. Estas fiestas variaban en periodicidad (anuales o esporádicas), organización, participación, etc. También su celebración llevaba unido el despliegue de otros festejos (fuegos artificiales, bailes, danzas, etc.) y de adornos propios de estos espectáculos (iluminaciones, cubrebalcones, arcos triunfales, etc.). El conjunto de fiestas documentadas se pueden clasificar en:
1. Fiestas Reales (proclamaciones, nacimientos de príncipes, bodas, victorias, paces, beatificaciones de santos, canonizaciones, etc.).
2. Fiestas de la Nobleza (torneos, justas, juegos de cañas y alcancías).
3. Fiestas Militares (alardos-alardes-resenyas-mostras y recibimiento de autoridades).
4. Fiestas de los Gremios (organizaban y participaban en buena parte de las fiestas locales).
5. Fiestas Religiosas (Corpus Christi, rogativas, patronos mayores, patronos menores, etc.).
6. Otras fiestas (fiestas de los locos, carnaval, bailes, corridas de toros, fiestas de calles fiestas de las cosechas, etc.).”
            Aunque en un primer momento se pueda pensar que los cargos de capitán y alférez sólo se pueden encontrar en las fiestas de influencia militar, hemos visto que dichos cargos aparecen en todos los puntos citados anteriormente, y especialmente en los cinco primeros.
            Veamos los ejemplos de Cocentaina y Petrer, citados por González Hernández como alardes y Monforte como fiesta real.
COCENTAINA
            … De 1799 en el Archivo Municipal de Cocentaina se conserva una descripción más amplia en la que participaban “… repetidas bandadas de morteretes… En la Plaza del Palacio se hizo una parada, y después de cantar la música hicieron habilidades el Capitán y el Alférez…”
PETRER
            En 1760 (abril) al terminar las obras de la ermita de Sant Bonifaci, la imagen es subida desde la iglesia parroquial, organizándose una fiesta y para mayor solemnidad se organiza una “… función con alardo… también se traiga música y chirimita y se nombre capitán para el alardo…” Lo que en algunos municipios se conoce como “alardo”, en otros aparece como “soldadesca”, porque es la misma compañía de arcabuceros que realizan salvas de pólvora y suelen salir con los cargos festeros de “capitán” y “alférez”, aunque la falta de documentación nos hace albergar la duda de si, quizá con descripciones más detalladas de las fiestas pudiéramos realmente comprobar cual es la diferencia.
MONFORTE
            … El escribano, Martín Miralles, aparte de darnos de fe la fiesta que tuvo lugar por el nuevo rey Carlos III, también nos dejó una descripción detallada de todos los actos:
            “…doy fe… en la mañana del día cinco… cantando el Tedeum Laudeamus, y por la tarde del mismo día la Salve a Nuestra Señora aviendo disparado a uno y otro tiempo respectivamente diferentes salvas, y descargas de arcabuzeria por la Compañía de Setenta Paysanos, que se formó para el mayor lucimiento de la función, en el día seis por la mañana, después… con su Capitan y Alferez nombrados, por el citado Cabildo, dieron vuelta con toda la Compañía y Bandera por las Plazas y Calles públicas de esta Villa tirando repetidas descargas de Arcabuzería clamoreando con diferentes Vivas por los Arcabuceros, y demás común de las Gentes… y firmo en la Villa de Monforte a los siete días del mes de Enero del año mil Setecientos y Sesenta…”
 
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