Conclusiones:
Primera: En la Edad Media (hasta 1492), Se celabran las fiestas de moros y cristianos junto a las fiestas reales y sólo en las grandes ciudades, estando motivadas por la reconquista y organizadas normalmente por la nobleza pero con una importante participación popular. Por tanto, sólo están formadas por dos tipos de fiesta, las fiestas reales y la fiesta de moros y cristianos propiamente dicha y su origen está unido a las fiestas reales, no a las patronales.
Segunda: En la Edad Moderna (desde 1492 hasta 1833): La fiesta de moros y cristianos propiamente dicha se celebra, además de con motivo de las fiestas reales, con motivo de las fiestas patronales como consecuencia de la potenciación de las fiestas religiosas llevada a cabo por la contrarreforma y tras el Concilio de Trento (1545-1563). Las fiestas de moros y cristianos están ahora motivadas por los ataques de los piratas berberiscos a las costas españolas y por la expulsión de los moriscos (1609), además de por el recuerdo de la Reconquista. Se celabran tanto junto a las fiestas reales como a las patronales, organizadas por los gremios y con carácter eminentemente popular, en las grandes ciudades pero también en otras peque as y con participación de la soldadesca a partir de la 2ª mitad del siglo XVI. Las más importantes de la zona levantina durante toda la Edad Moderna son las de Alicante, que influyen en el siglo XVIII en las de Alcoi, Elx, Orihuela y, a finales de ese mismo siglo, en las de Biar. Las fiestas de moros y cristianos de Alicante no fueron simples ’espectáculos’ sino ’fiestas’ en toda regla y, además, las más importantes de toda la zona levantina durante la Edad Moderna, y sirvieron de modelo a las fiestas de Alcoi en 1741, y a las de Biar a finales del siglo XVIII. En efecto, las fiestas alcoyanas de 1741, que tienen el mismo esquema festero que en la actualidad y son el paradigma de la «trilogía», son un calco de las alicantinas, sobre todo de las de 1715, y nacieron claramente por imitación de éstas. Al desaparecer las fiestas alicantinas, las de Alcoi y Biar se convirtieron en los dos focos de irradiación a finales del siglo XVIII y en la 1ª mitad del XIX. Las de Alcoi influyen en las de Benilloba en 1747 y Banyeres a finales del siglo (1792), mientras que las de Biar lo hacen, ya en el XIX, en las de Villena (1839, 1843), Beneixama (1841) y en otras muchas del valle del Vinalopó.
Tercera: En la Edad contemporánea (desde 1808 hasta 1975): Tras la supresión de las fiestas reales y de los gremios al final del Antiguo Régimen, desaparecen en las grandes ciudades y sólo se celebran junto a las fiestas patronales y organizadas por los ayuntamientos o por los propios festeros. A mediados del siglo XIX se diferencian las fiestas levantinas de las del resto de España a causa del desarrollo industrial de Alcoi, que se refleja en las fiestas de moros y cristianos mediante la creación de nuevas comparsas a partir de la soldadesca y de la incorporación de nuevos actos festeros, entre ellos el desfile de la Entrada a finales del XIX y principios del XX. Existen dos focos de influencia festera, Alcoi y Biar, que influyen en las del norte de la provincia de Alicante y hacen que se extiendan las fiestas a nuevas poblaciones de esta misma zona. En el siglo XX aparecen en Alcoi los boatos que acompa an a los cargos festeros y un interés por la historicidad de la fiesta. Están influidas por los acontecimientos políticos (ideologías políticas), militares (las guerras de la Independencia, carlistas y de Marruecos) y culturales (el romanticismo, el cine, etc.) de la época. Como en esta época han celebran sólo en las ciudades peque as, han aparecido al a adirse, por influencia de otras ciudades más grandes, la fiesta de moros y cristianos (embajadas) a las fiestas patronales con soldadesca que ya se celebraban en ellas desde la Edad Moderna y, por lo tanto, ya tienen los 3 tipos de fiesta, de tal forma que la soldadesca da origen a las comparsas. Éstos 3 tipos de fiesta se fusionan en todos los pueblos menos Alcoi y su zona de influencia, donde se mantienen separados en días diferentes.
Cuarta: En la época actual (último cuarto del siglo XX): Se diferencian las fiestas de todos los pueblos de las de Alcoi y su zona de influencia, mediante la potenciación, y a veces duplicación, del desfile de la Entrada por medio de dos fenómenos: la masificación de las comparsas, a causa del auge económico, y la preocupación por la historicidad de los trajes, por medio de las escuadras especiales y en detrimento de los trajes tradicionales, aunque gracias a ellas se crea una auténtica industria de trajes festeros. El desarrollo de las Entradas va en detrimento de otros actos más antiguos y tradicionales, sobre todo los que cuentan con arcabucería. Las fiestas se extienden con estas mismas características a toda la zona levantina y a las regiones más próximas. Por lo tanto, la fiesta patronal, la fiesta de moros y cristianos propiamente dicha (embajadas) y la soldadesca en los actos con arcabucería se mantienen igual, aunque pierden importancia, pero en las Entradas la soldadesca, evolucionada a las comparsas ya desde el siglo XIX, se modifica sustancialmente, masificándose y popularizándose mediante dos elementos nuevos, la diversión y la historicidad. Por ello, el elemento militar se convierte en popular o lúdico sólo en las Entradas, aunque se le ha dado un protagonismo desmesurado por la importancia que han cobrado éstas en los últimos años.
Quinta: A finales del siglo XX se han empezado a definir dos tipos de fiestas claramente diferenciados, el de Alcoy y su área de influencia, que se mantiene invariable con una restringida participación de la población, y el del valle del Vinalopó y comarcas adyacentes que, aun manteniendo intactas las tradiciones de cada población, se hace más participativo y accesible a todas las clases sociales. El modelo alcoyano se ha extendido en los últimos años a las poblaciones más próximas (Cocentaina, Muro, Ibi, Ontinyent, el barrio alicantino de San Blas, etc.), mientras que el modelo del Vinalopó lo ha hecho por otras muchas poblaciones.
Sexta: En todo lo expuesto anteriormente se ha tenido en cuenta las fiestas de moros y cristianos de toda el área levantina y de otras regiones de Espa a en una visión de conjunto que ha pretendido ser objetiva e imparcial, huyendo del protagonismo injustificado e injusto de ninguna ciudad concreta y que hasta ahora ha dado una visión sesgada, parcial e incompleta de la historia de nuestras fiestas y de nuestras fiestas mismas.
Conclusión final:
La investigación histórica de los últimos años ha superado las ideas filosóficas sobre las fiestas de moros y cristianos que han estado vigentes desde el I Congreso de las Fiestas de Moros y Cristianos celebrado en Villena en 1974 y que han constituido lo que se podría denominar la ortodoxia festera. Así, se puede enunciar una definición de las fiestas de moros y cristianos y unas características de las mismas más acordes con los resultados de la investigación histórica llevada a cabo en los últimos años: Las Fiestas de Moros y Cristianos son la representación popular de las luchas entre moros y cristianos de la Historia de España, que se celebra con motivo de las fiestas patronales acompañadas de los elementos militares que se han conservado de las antiguas Milicias del Reino del siglo XVII conocidas después con el nombre de «Soldadesca». La población participa masivamente en ellas y se agrupa en núcleos llamados comparsas o filaes, antiguamente «compañías», cada una de las cuales tiene un nombre y un traje característico, más o menos relacionados con lo que la sabiduría popular adjudicaba a los bandos contendientes en la Reconquista. También utilizan en los desfiles una música propia, con un amplísimo repertorio formado por pasodobles, marchas moras y marchas cristianas. Las Fiestas de Moros y Cristianos actuales son el resultado de la fusión de 3 fiestas distintas, que se han ido a adiendo a lo largo de la historia y en momentos muy concretos:
- La Fiesta Patronal o religiosa, pues las fiestas de moros y cristianos se celebran actualmente en todos los pueblos con motivo de las fiestas patronales y unidas a ellas. Está representada por las procesiones, romerías, misas y ofrendas, principalmente. El Patrón o la Patrona es realmente un signo de identidad para cada localidad.
- La fiesta militar, cuyo origen está en los antiguos alardes protagonizados por las milicias concejiles, en los cuales se pasaba revista a la tropa y se realizaba un desfile militar. Empiezan a celebrarse en el siglo XV y en el XVI la milicia empieza a participar en las fiestas patronales disparando sus arcabuces, estando al mando de cada compañía un capitán, un alférez, un sargento y varios cabos. A esta compañía de arcabuceros se la denomina soldadesca en el siglo XVIII y en el XIX se convierte en la comparsa de Cristianos, a la que se le a ade otra de Moros, primero, y otras más después. La antigua soldadesca del siglo XVII se ha conservado en la organización de las actuales comparsas (cargos de Capitán, Alférez, Sargento y Cabo, escuadras o bloques en los desfiles, algunas prendas de los trajes, etc.) y en la mayoría de los actos festeros (desfiles, dianas, retretas, salvas de arcabucería, ruedo de banderas, etc.). El acto más representativo y espectacular del elemento militar de las fiestas es La Entrada, que consiste en un desfile en el que participan todos los festeros agrupados en comparsas con magníficos trajes y a ritmo de marchas moras, marchas cristianas o pasodobles compuestos expresamente para las fiestas. También está representado por los demás desfiles, por las procesiones, en las que participan las comparsas muchas veces disparando, y en otros desfiles a adidos en el siglo XIX como la Diana y la Retreta, de origen claramente militar. En el siglo XX se ha ido diluyendo su caracter militar y haciéndose más lúdico, por lo que también se le ha conocido como el elemento popular de las Fiestas de Moros y Cristianos. Pero este elemento popular o lúdico es común a todas las fiestas, porque está incluído en el mismo concepto de ’fiesta’, por lo que no es un elemento distintivo de las Fiestas de Moros y Cristianos.
- La Fiesta de Moros y Cristianos propiamente dicha o elemento histórico, que es una representación teatral al aire libre con embajadas, arcabucería y pérdida y recuperación de la imagen de la Virgen o de un castillo que simboliza la población, rememorando hechos históricos ocurridos, no sólo durante la Reconquista, sino durante toda la Historia de España. Está representado por las embajadas, guerrillas, alardos, desembarcos, conversión del moro al cristianismo u otros actos similares. Según Caro Baroja (Los Pueblos de España, 1981, tomo II, pág. 343), «consisten en un simulacro de batalla entre un grupo de vecinos vestidos de moros y otro ataviado a la moda (más o menos verazmente) de los cristianos medievales». Es el elemento que realmente caracteriza las fiestas de moros y cristianos y las diferencia de cualquier otro tipo de fiestas, por lo que constituye la fiesta de moros y cristianos propiamente dicha. Y, además, es la fiesta más antigua de las tres, porque está documentada abundantemente y de forma casi idéntica desde la Edad Media (Lleida en 1150, Jaén en 1463, Toledo en 1533, etc.), aunque sólo en ciudades grandes. En las ciudades más peque as no se documenta hasta el siglo XVII (Orihuela en 1579, Jumilla en 1614, 1616, Caudete en 1617, Alcoi en 1668, etc.), donde siempre se añaden a la Fiesta Patronal por influencia de la ciudades grandes como Alicante, donde fueron importantísimas en la Edad Moderna y se documentan abundantemente desde 1599 hasta 1789.
Estos 3 elementos básicos o fiestas que componen las fiestas de moros y cristianos a lo largo de su historia se encuentran perfectamente fusionados y entrelazados en todos los pueblos que las celebran, excepto en Alcoi y en su área de influencia, donde se mantienen separados en cada uno de los tres días que duran allí las fiestas, formando la llamada «trilogía». En los demás pueblos, se alternan los actos de la fiesta de moros y cristianos (embajadas y guerrillas) con los religiosos (procesiones, romerías, etc.) y con los de la soldadesca (desfiles y actos con arcabucería), o sea, los históricos con los religiosos y con los militares. Por lo tanto, la trilogía festera está basada en las fiestas de Alcoi y es válida sólo para ellas y para las que han recibido su influencia directa y tienen su mismo esquema festero, pero no para las demás poblaciones, en las que las tres fiestas mencionadas están fusionadas a lo largo de todos los días de fiesta, si bien se conserva en algunas de ellas la separación entre los actos religiosos y los profanos, que son organizados por instituciones festeras diferentes (en Villena, por ejemplo, la Junta de la Virgen organiza los actos religiosos y la Junta Central de Fiestas, los profanos).