Francisco García, en su comunicación, se manifestó en la misma línea, diciendo que “la Fiesta de Moros y Cristianos es la expresión diversiva del modo de ser y de sentir de cada pueblo; su dimensión histórico-religiosa es accidental.” (Página 174). Y Restituto López fue incluso más lejos en esta línea. Sin embargo, en la UNDEF no se tuvieron en cuenta para nada estas manifestaciones hechas en el Congreso y prevaleció la opinión de Mansanet de que “en cuanto a la Fiesta – en especial la de variante valenciana -, lo espiritual ha sido determinante en su constitución y en su concepto” (página 189). Esta opinión la resumió en la conclusión de su comunicación titulada “Lo espiritual y su proyección en la Fiesta”: “Por lo tanto, aunque todos hacemos la Fiesta, lo que cuenta es lo que aglutina su realización, lo que le da unidad, que no es otra cosa que la exaltación de sus valores éticos y de tradición regional o nacional, cobijados en la Fiesta del santo patrón local. Si desaparecen esos valores, se debilitan o desvirtúan o se materializa la Fiesta en demasía, se corre el peligro de que la pluralidad de estamentos sociales participantes, que son todos los de la población, se reduzca, se limite, y que no sea bien visto salir en la Fiesta, porque ha dejado de ser Fiesta para convertirse en una mascarada.” (Página 194).
Pero, además, las Fiestas de Moros y Cristianos de los pueblos no conmemoran necesariamente “unos hechos relacionados con la Reconquista”, sino con la lucha contra los musulmanes en general, incluyendo a los turcos de la Edad Moderna (la batalla de Lepanto, , las comparsas de Turcos, Piratas, etc.), o a los más modernos marroquíes de la Guerra de Marruecos (comparsas de Marroquíes o Marruecos, de Pacos, etc.), o incluso a otros grupos sociales históricos no musulmanas, y ahí están las comparsas de Romanos, de Contrabandistas (relacionados con la Guerra de la Independencia contra los franceses), de Vizcaínos y Catalanes (relacionados con las Guerras Carlistas), etc. Esta ausencia de historicidad de las Fiestas de Moros y Cristianos ya fue manifestada en el Congreso por el padre Francisco Vañó en su ponencia, demostrando que no hay por qué temer a las “mascaradas”: “En síntesis, el abigarrado desfile de estas comparsas en la entrada de Moros y Cristianos, mitad desfile militar, mitad desfile de carnaval, en el que puede decirse que no figura para nada la Edad Media – si bien Alcoy posteriormente hizo evolucionar sus fiestas hacia el medievo -, no es más que eso, un desfile o procesión cívica …” (Página 121). Y esta idea también fue resumida muy bien por Francisco García en su comunicación cuando dijo que “la Fiesta de Moros y Cristianos es la expresión diversiva del modo de ser y de sentir de cada pueblo; su dimensión histórico-religiosa es accidental.” (Página 174).
Pero es que estos tres elementos no son exactos, porque no es cierto que la Fiesta de Moros y Cristianos “ha nacido y se ha desarrollado al amparo de la Advocación religiosa local”, como los datos históricos se encargan de demostrar ya que, hasta el siglo XIX, se celebraban también con motivo de las Fiestas Reales y, hasta el siglo XVI, exclusivamente con motivo de éstas, debido a que las fiestas patronales, sencillamente, no existían en la Edad Media. Y esto lo reconoció en el Congreso nada menos que un sacerdote, Francisco Vañó Silvestre, en su ponencia titulada “La religión y la Fiesta de Moros y Cristianos”: “La verdad es que no siempre se han realizado para solemnizar lo religioso, pues en el pasado se verificaban con ocasión de una visita real, de una proclamación regia, de una publicación de la constitución, etc.” (Página 127). El padre Vañó fue el Vocal Religioso de la UNDEF hasta su muerte, pero parece que sus opiniones contaban muy poco, porque no fueron precisamente las que prevalecieron.
Pero, además, los redactores del Esquema Básico se olvidaron intencionadamente del elemento militar de las Fiestas de Moros y Cristianos, que procede de las antiguas Milicias Provinciales del siglo XVII, convertidas en Soldadesca en el XVIII, y lo explica casi todo: las comparsas, los cargos festeros (capitán, alférez, sargento y cabo), los arcabuces, las salvas de arcabucería, el ruedo de banderas, los simulacros de batalla, los trajes de muchas comparsas, los desfiles (la Entrada, las Dianas y las Retretas), etc. Y se olvidaron de este elemento militar tan importante porque se pretendía eliminar todos los anacronismos para que las fiestas se convirtieran en representaciones teatrales de tema histórico, como ha llegado a ser en Alcoy. Lo que pasa es que este empeño suponía olvidarse del origen de nuestras fiestas y, lo que es más importante, de su raigambre popular, que apenas si existe ya en unas fiestas tan elitistas como las alcoyanas. Además, la arcabucería se ha incluído siempre dentro del elemento histórico, lo cual es correcto, pero en Alcoy, porque en otros muchos pueblos se utiliza también dentro del elemento religioso, ya que los arcabuceros participan en las procesiones y disparan salvas durante las misas.
Desde entonces se insistió, además, en la unidad indisoluble de las Fiestas de Moros y Cristianos «porque dispone de sustantividad propia, de unidad», razón por la cual se la denomina “Fiesta” en singular, a pesar de estar formada por 3 elementos básicos diferentes. Vamos, que la “Fiesta” es, a la vez, trina y una, igual que el Misterio de la Santísima Trinidad. Esto se cumple en Alcoy, donde la trilogía festera es organizada por una única institución, que es la Asociación de San Jorge, pero en otros muchos pueblos (Villena, Biar, etc.) las Fiestas de Moros y Cristianos son la fusión de dos fiestas claramente diferenciadas y cada una de ellas está organizada por dos instituciones distintas. Esta división festera bipartita se manifiesta claramente en muchos pueblos, como en Villena por ejemplo, donde siempre han habido dos instituciones distintas para organizar las fiestas. El Ayuntamiento desde 1839 hasta 1969 y la Junta Central de Fiestas desde 1970 han organizado sólo los actos no religiosos de las fiestas, quedando reservados los religiosos exclusivamente a la Junta de la Virgen, que es la única que los organiza y edita incluso un programa de mano sólo con los actos religiosos de las fiestas. Esta división bipartita de las fiestas se agudizó en algunos períodos de nuestra historia, como la II República, y se llegaron a editar dos Programas de Fiestas distintos, uno sólo con los actos no religiosos, que hacía el Ayuntamiento, y otro sólo con los actos religiosos, que hacía la Junta de la Virgen. Y en 1909, como consecuencia de una campaña de moralización pública promovida por el Gobierno tras los sucesos de la Semana Trágica, el alcalde de Villena prohibió las fiestas de ese año, pero sólo los actos no religiosos, no los religiosos, que se mantuvieron. Y lo mismo ocurre también en otros muchos pueblos de la geografía festera. óDonde está entonces la pretendida «unidad de la fiesta»?. Sencillamente, en ningún sitio. O, mejor dicho, sólo en la mente de los estudiosos alcoyanos que la crearon. Pero la realidad es distinta y los hechos aducidos demuestran que esa «unidad de la fiesta» no existe.
La investigación reciente está demostrando que las fiestas actuales son el resultado de la fusión de 3 tipos distintos de fiesta, que se han ido uniendo en momentos muy concretos de la historia de cada población, a saber, la Fiesta de Moros y Cristianos propiamente dicha (embajadas), la fiesta religiosa (romerías, procesiones, misas, etc.) y la fiesta militar (alardes de armas, desfiles, arcabucería, comparsas, etc.). A estas 3 fiestas, habría que añadirle una fiesta popular, que correspondería a todos los demás actos no encuadrados en las 3 anteriores (corridas de toros, verbenas, fuegos artificiales, conciertos, etc.) y que equivale a las fiestas populares que se celebran en cualquier lugar de España. En Alcoy se conserva esta antigua división tripartita de las Fiestas de Moros y Cristianos en los tres días de los que constan, el primero dedicado a la fiesta militar, con las dos Entradas, el segundo dedicado a la fiesta religiosa y el tercero, a la fiesta de moros y cristianos propiamente dicha, con las dos embajadas y los respectivos alardos. Pero en la mayoría de los pueblos, actualmente, siguen habiendo en las Fiestas de Moros y Cristianos al menos dos tipos de fiesta claramente diferenciados, la fiesta religiosa (no siempre patronal) y la fiesta de moros y cristianos propiamente dicha, ya que el tercero, la fiesta militar, participa en las otras dos estrechamente unida a ellas.