Principios ideológicos de la UNDEF en sus inicios

 Como se ha visto, la UNDEF quedó controlada por la Asociación de San Jorge de Alcoy desde el mismo momento de su fundación y los cargos de la Junta Directiva fueron copados por alcoyanos o residentes en Alcoy (José Luis Mansanet, Salvador Dom…nech, Francisco Vañó), que eran precisamente los alcoyanos que habían participado más activamente en el Congreso. Y éstos, lo que hicieron desde sus cargos en la nueva institución creada fue, lógicamente, promover activamente dentro de la UNDEF las ideas que habían defendido en el Congreso, entre ellas, la “primogenitura de la fiesta alcoyana”, la religión como componente indisoluble de las Fiestas de Moros y Cristianos y las fiestas de Alcoy como ideal de la Fiesta y, por tanto, como modelo a seguir por todas las demás poblaciones. Por lo tanto, se empezó a utilizar sistemáticamente la palabra Fiesta en singular, a pesar de que el Congreso había dejado libertad en su conclusión nº 13 para utilizarla en singular o en plural, y se fomentó la preferencia del término alcoyano filà en vez del de comparsa. De esta forma, los dirigentes alcoyanos de la UNDEF se olvidaron del respeto a las particularidades propias de cada población, que habían propugnado los congresistas villenenses Alfredo Rojas, Francisco García Martínez y Restituto López Hernández, y en cambio siguieron una línea alcoyanizante, que fue aceptada ingenuamente por los dirigentes festeros de las demás poblaciones por el prestigio intelectual que tenían entre ellos y por la sutilidad y la diplomacia con que exponían sus ideas.
             Esta línea alcoyanizante se manifestó muy pronto, y en la Asamblea General de la UNDEF celebrada en Alcoy, como no, el 22-1-1978, la Comisión Artística presentó una declaración que fue aprobada por unanimidad y que decía lo siguiente:
            “Entre las diversas variantes de la contraposición moro-cristiana, la variante valenciana se conoce con la denominación Fiesta de Moros y Cristianos y es la celebración solemne del Patrón o Advocación local con la simbólica y ritual representación popular en forma de masiva oposición moro-cristiana para pública diversión, de unos hechos relacionados con la Reconquista en su fase local o general.
            La Fiesta es la misma e idéntica en toda el área, sin mengua de las peculiaridades propias de cada población, con un esquema estructural básico que es la síntesis de estos factores:
            1.-        El religioso, pues ha nacido y se ha desarrollado al amparo de la Advocación religiosa local, cuyo espíritu envuelve la celebración.
            2.-        El histórico tradicional con un contenido guerrero de lucha, arcabucería, embajadas, y pérdida y recuperación de un castillo que simboliza la población.
            3.-        El popular, con una fuerte proyección social, al ser el pueblo – festeros y espectadores – quien masivamente la realiza para común regocijo participando en actos adecuados a la propia genesis de la Fiesta.
            4.-        Su organización está encomendada a asociaciones que desarrollan, además, una permanente actividad cultural.”
            Este esquema se basó claramente en el que expuso José Luis Mansanet en el Congreso, como se puede comprobar fácilmente comparándolo con el siguiente párrafo de su ponencia:
            “En todo festejo de Moros y Cristianos se observan estos caracteres básicos: a) una confrontación moro-cristiana que es el elemento temático primario del festejo; b) una vinculación específica al patrón local en su festividad religiosa; y c) una estructura esencialmente popular, el festejo se hace por el pueblo y para el pueblo como comunidad. Si alguno de esos caracteres falta o se halla muy diluido habrá que mirar con prevención dicho festejo para incluirlo en el concepto genérico de ‘fiesta’, donde lo popular – activa o pasivamente considerado – es lo fundamental.” (Página 350).
            Esta declaración fue publicada en el boletín de la UNDEF (abril de 1978) y consta de dos partes, la denominación y definición de la Fiesta, en el primer párrafo, y el “esquema básico de la Fiesta” en el resto. La denominación es, por supuesto, “Fiesta” en singular y la definición difiere de la que había dado Adolf Salvà i Ballester en 1958 en su libro Bosqueig històric i bibliogràfic de les Festes de Moros i Cristians (página 19, nota5), con la palabra “Festes” en plural, que decía lo siguiente:
            “Són representacions populars dramàtiques en què figuren un bàndol moro i un cristià, episodi que ès de la lluita sostinguda a Espanya contra la morisma, localitzades al poble fester.”

Esta definición no describe correctamente y de forma objetiva las fiestas de moros y cristianos en general  [1], sino las fiestas de Alcoy en particular, en las que sí quese conmemora un hecho relacionado con la reconquista como es la rebelión de Al-Azraq en 1276 y la conquista y pérdida de Alcoy. Por lo tanto, la definición de la UNDEF no se refiere a las Fiestas de Moros y Cristianos tal y como son actualmente, sino a cómo son en Alcoy, que es precisamente como a los alcoyanos les gustaría que fueran en todos los demás pueblo [2]. Siempre se ha hablado en la UNDEF de la “trilogía festera”, que en realidad es la “trilogía festera alcoyana” porque sólo existe en Alcoy, y en unos pocos pueblos más cuyas fiestas surgieron por influencia directa de las de Alcoy.


[1]             En efecto, las Fiestas de Moros y Cristianos no son “la celebración solemne del Patrón o Advocación local”, sino que se celebran actualmente en su honor, y digo “actualmente” porque no siempre ha sido así, ya que hasta el siglo XIX se celebraban también con motivo de las Fiestas Reales y, hasta el siglo XVI, exclusivamente con motivo de éstas. Pero las fiestas patronales y las de moros y cristianos son dos fiestas distintas y con un origen distinto, como demuestran los datos históricos, por lo que esta definición fue errónea ya desde el principio. La distinción entre Fiestas de Moros y Cristianos y fiesta patronal fue expuesta ya en el Congreso de Villena, precisamente por los congresistas villenenses y de forma suficientemente clara. Así, Alfredo Rojas manifestó de forma profética en su ponencia: “Y si aceptamos, pues, que la Fiesta es la resultante de la decisiva y personal aportación de una comunidad sobre la base común de los supuestos que fueron el origen del festejo, habremos de establecer, como consecuencia inmediata, que la idea de una Fiesta-patrón carece absolutamente de sentido. Cualquier tentativa de establecerla sería, por tanto, rechazada; y finalmente, aunque se intentara llevarla a cabo, resultaría artificiosa y falta de autenticidad.” (Página 217).

                Francisco García, en su comunicación, se manifestó en la misma línea, diciendo que “la Fiesta de Moros y Cristianos es la expresión diversiva del modo de ser y de sentir de cada pueblo; su dimensión histórico-religiosa es accidental.” (Página 174). Y Restituto López fue incluso más lejos en esta línea. Sin embargo, en la UNDEF no se tuvieron en cuenta para nada estas manifestaciones hechas en el Congreso y prevaleció la opinión de Mansanet de que “en cuanto a la Fiesta – en especial la de variante valenciana -, lo espiritual ha sido determinante en su constitución y en su concepto” (página 189). Esta opinión la resumió en la conclusión de su comunicación titulada “Lo espiritual y su proyección en la Fiesta”: “Por lo tanto, aunque todos hacemos la Fiesta, lo que cuenta es lo que aglutina su realización, lo que le da unidad, que no es otra cosa que la exaltación de sus valores éticos y de tradición regional o nacional, cobijados en la Fiesta del santo patrón local. Si desaparecen esos valores, se debilitan o desvirtúan o se materializa la Fiesta en demasía, se corre el peligro de que la pluralidad de estamentos sociales participantes, que son todos los de la población, se reduzca, se limite, y que no sea bien visto salir en la Fiesta, porque ha dejado de ser Fiesta para convertirse en una mascarada.” (Página 194).
                Pero, además, las Fiestas de Moros y Cristianos de los pueblos no conmemoran necesariamente “unos hechos relacionados con la Reconquista”, sino con la lucha contra los musulmanes en general, incluyendo a los turcos de la Edad Moderna (la batalla de Lepanto, , las comparsas de Turcos, Piratas, etc.), o a los más modernos marroquíes de la Guerra de Marruecos (comparsas de Marroquíes o Marruecos, de Pacos, etc.), o incluso a otros grupos sociales históricos no musulmanas, y ahí están las comparsas de Romanos, de Contrabandistas (relacionados con la Guerra de la Independencia contra los franceses), de Vizcaínos y Catalanes (relacionados con las Guerras Carlistas), etc. Esta ausencia de historicidad de las Fiestas de Moros y Cristianos ya fue manifestada en el Congreso por el padre Francisco Vañó en su ponencia, demostrando que no hay por qué temer a las “mascaradas”: “En síntesis, el abigarrado desfile de estas comparsas en la entrada de Moros y Cristianos, mitad desfile militar, mitad desfile de carnaval, en el que puede decirse que no figura para nada la Edad Media – si bien Alcoy posteriormente hizo evolucionar sus fiestas hacia el medievo -, no es más que eso, un desfile o procesión cívica …” (Página 121). Y esta idea también fue resumida muy bien por Francisco García en su comunicación cuando dijo que “la Fiesta de Moros y Cristianos es la expresión diversiva del modo de ser y de sentir de cada pueblo; su dimensión histórico-religiosa es accidental.” (Página 174).
                Pero es que estos tres elementos no son exactos, porque no es cierto que la Fiesta de Moros y Cristianos “ha nacido y se ha desarrollado al amparo de la Advocación religiosa local”, como los datos históricos se encargan de demostrar ya que, hasta el siglo XIX, se celebraban también con motivo de las Fiestas Reales y, hasta el siglo XVI, exclusivamente con motivo de éstas, debido a que las fiestas patronales, sencillamente, no existían en la Edad Media. Y esto lo reconoció en el Congreso nada menos que un sacerdote, Francisco Vañó Silvestre, en su ponencia titulada “La religión y la Fiesta de Moros y Cristianos”: “La verdad es que no siempre se han realizado para solemnizar lo religioso, pues en el pasado se verificaban con ocasión de una visita real, de una proclamación regia, de una publicación de la constitución, etc.” (Página 127). El padre Vañó fue el Vocal Religioso de la UNDEF hasta su muerte, pero parece que sus opiniones contaban muy poco, porque no fueron precisamente las que prevalecieron.
                Pero, además, los redactores del Esquema Básico se olvidaron intencionadamente del elemento militar de las Fiestas de Moros y Cristianos, que procede de las antiguas Milicias Provinciales del siglo XVII, convertidas en Soldadesca en el XVIII, y lo explica casi todo: las comparsas, los cargos festeros (capitán, alférez, sargento y cabo), los arcabuces, las salvas de arcabucería, el ruedo de banderas, los simulacros de batalla, los trajes de muchas comparsas, los desfiles (la Entrada, las Dianas y las Retretas), etc. Y se olvidaron de este elemento militar tan importante porque se pretendía eliminar todos los anacronismos para que las fiestas se convirtieran en representaciones teatrales de tema histórico, como ha llegado a ser en Alcoy. Lo que pasa es que este empeño suponía olvidarse del origen de nuestras fiestas y, lo que es más importante, de su raigambre popular, que apenas si existe ya en unas fiestas tan elitistas como las alcoyanas. Además, la arcabucería se ha incluído siempre dentro del elemento histórico, lo cual es correcto, pero en Alcoy, porque en otros muchos pueblos se utiliza también dentro del elemento religioso, ya que los arcabuceros participan en las procesiones y disparan salvas durante las misas.
                Desde entonces se insistió, además, en la unidad indisoluble de las Fiestas de Moros y Cristianos «porque dispone de sustantividad propia, de unidad», razón por la cual se la denomina “Fiesta” en singular, a pesar de estar formada por 3 elementos básicos diferentes. Vamos, que la “Fiesta” es, a la vez, trina y una, igual que el Misterio de la Santísima Trinidad. Esto se cumple en Alcoy, donde la trilogía festera es organizada por una única institución, que es la Asociación de San Jorge, pero en otros muchos pueblos (Villena, Biar, etc.) las Fiestas de Moros y Cristianos son la fusión de dos fiestas claramente diferenciadas y cada una de ellas está organizada por dos instituciones distintas. Esta división festera bipartita se manifiesta claramente en muchos pueblos, como en Villena por ejemplo, donde siempre han habido dos instituciones distintas para organizar las fiestas. El Ayuntamiento desde 1839 hasta 1969 y la Junta Central de Fiestas desde 1970 han organizado sólo los actos no religiosos de las fiestas, quedando reservados los religiosos exclusivamente a la Junta de la Virgen, que es la única que los organiza y edita incluso un programa de mano sólo con los actos religiosos de las fiestas. Esta división bipartita de las fiestas se agudizó en algunos períodos de nuestra historia, como la II República, y se llegaron a editar dos Programas de Fiestas distintos, uno sólo con los actos no religiosos, que hacía el Ayuntamiento, y otro sólo con los actos religiosos, que hacía la Junta de la Virgen. Y en 1909, como consecuencia de una campaña de moralización pública promovida por el Gobierno tras los sucesos de la Semana Trágica, el alcalde de Villena prohibió las fiestas de ese año, pero sólo los actos no religiosos, no los religiosos, que se mantuvieron. Y lo mismo ocurre también en otros muchos pueblos de la geografía festera. óDonde está entonces la pretendida «unidad de la fiesta»?. Sencillamente, en ningún sitio. O, mejor dicho, sólo en la mente de los estudiosos alcoyanos que la crearon. Pero la realidad es distinta y los hechos aducidos demuestran que esa «unidad de la fiesta» no existe.
                La investigación reciente está demostrando que las fiestas actuales son el resultado de la fusión de 3 tipos distintos de fiesta, que se han ido uniendo en momentos muy concretos de la historia de cada población, a saber, la Fiesta de Moros y Cristianos propiamente dicha (embajadas), la fiesta religiosa (romerías, procesiones, misas, etc.) y la fiesta militar (alardes de armas, desfiles, arcabucería, comparsas, etc.). A estas 3 fiestas, habría que añadirle una fiesta popular, que correspondería a todos los demás actos no encuadrados en las 3 anteriores (corridas de toros, verbenas, fuegos artificiales, conciertos, etc.) y que equivale a las fiestas populares que se celebran en cualquier lugar de España. En Alcoy se conserva esta antigua división tripartita de las Fiestas de Moros y Cristianos en los tres días de los que constan, el primero dedicado a la fiesta militar, con las dos Entradas, el segundo dedicado a la fiesta religiosa y el tercero, a la fiesta de moros y cristianos propiamente dicha, con las dos embajadas y los respectivos alardos. Pero en la mayoría de los pueblos, actualmente, siguen habiendo en las Fiestas de Moros y Cristianos al menos dos tipos de fiesta claramente diferenciados, la fiesta religiosa (no siempre patronal) y la fiesta de moros y cristianos propiamente dicha, ya que el tercero, la fiesta militar, participa en las otras dos estrechamente unida a ellas.

 [2]         El “Esquema Básico de la Fiesta” consta de 3 elementos (el religioso, el histórico y el popular) y no es más que la “trilogía” alcoyana, que consiste en celebrar 3 días de fiesta dedicando cada uno de ellos a uno de los 3 elementos mencionados, el 22 de abril al elemento popular, representado por las dos Entradas, el 23 al elemento religioso, con las procesiones (de la Reliquia, por la mañana, y la Procesión General, por la tarde) y las misas en honor a Sant Jordi, y el 24 al elemento histórico, con las Embajadas y los Alardos. Y así lo reconoció el mismo Mansanet en su ponencia del Congreso: “Concentrar la fiesta en tres días: uno de desfiles, el 22 de Abril lo espectacular, las entradas; otro esencialmente religioso, el 23, cumplimiento del voto secular, misa, procesiones; y un tercero, el 24, de conmemoración histórica – una historia vista con los ojos del pueblo y no con los textos de los eruditos -, representando el ataque, pérdida y recuperación del castillo, con embajadas y batallas de arcabucería. Un esquema justamente equilibrado porque cada día trata de desarrollar una faceta de la Fiesta.” (Página 367). Después lo repitió, mejorando su redacción, en las páginas 59-60 de su libro La Fiesta de Moros y Cristianos de Alcoy y sus Instituciones (reeditado en 1981): “La Fiesta se ha concentrado en tres días: el 22 de Abril, desfiles que han ido desde el primitivo ‘Paseo de capitanes’ de la víspera del Patrón en 1741, a las espectaculares Entradas; el 23, esencialmente religioso, misa, procesiones, cumplimiento del voto popular; y el 24, conmemoración histórica con ataque, pérdida y recuperación del castillo, embajadas y batallas de arcabucería. Es un esquema justamente equilibrado porque cada día trata de desarrollar una faceta de la Fiesta; y es un esquema mínimo para toda Fiesta que pretenda llamarse de Moros y Cristianos.”